Por Pablo Agustín Pero, Economista UNT

Tras la brusca devaluación de la moneda nacional en el mes de enero, el tipo de cambio se ha mantenido prácticamente fijo. Pasados ya tres meses, las voces que claman por un nuevo ajuste del dólar siguen en aumento: “la ganancia de competitividad cambiaria obtenida con la devaluación de enero ya ha desaparecido, debido a la inflación acumulada de 10% en enero-marzo”, suele ser la justificación del pedido.

La competitividad cambiaria refiere a la idea de que el país sea visto como “barato” en relación a los del resto del mundo, alentando así las exportaciones Argentinas. Para analizar la afirmación del párrafo anterior hay que tener en cuenta que no comerciamos solamente con EEUU. Por lo tanto, dejar la mirada puesta sobre el valor del dólar en pesos nos da una visión parcial de la realidad. De hecho, debemos tener en cuenta la relación con todos nuestros socios comerciales. Para ello sirve utilizar el Índice de Tipo de Cambio Real Multilateral, que computa el BCRA, dicho índice indica que nuestro comercio internacional se compone de la siguiente manera: un 36,8% de nuestro intercambio comercial es con Brasil, un 17,6% con la zona Euro, un 14,1% es con China, un 9,6% con EEUU, luego encontramos varios países latinoamericanos con una ponderación de entre 3% y 2%, y algunos otros países del mundo.

Entonces, averiguar si en promedio somos más caros o baratos internacionalmente de lo que éramos el 31 de enero, implica tener en cuenta: el valor del peso argentino en relación a todas las monedas de nuestros socios comerciales, el aumento de precios locales en cada uno de esos países, y el aumento de precios en Argentina. Al ejecutar dicho cálculo descubrimos que en realidad mantenemos el mismo valor promedio de enero, o inclusive podríamos estar un poco más baratos. Esto se debe principalmente a que la moneda brasilera, el Real, ha tendido a apreciarse en el último par de meses.

Cabe entonces calificar la afirmación inicial: debido a causas externas, la competitividad cambiaria obtenida con la devaluación de enero no se ha modificado. Por lo tanto no existe una urgencia, desde el punto de vista comercial, por elevar el precio del dólar.

Esto que señalo en relación al debate actual sobre el precio del dólar no significa que el dólar deba mantenerse fijo a $ 8 indefinidamente (si el valor actual del dólar fuese visto como justo por el mercado no haría falta cepo alguno). En un contexto donde se espera que los precios de los bienes suban no menos del 32% anual, es imposible pensar que nuestro país mantendrá su competitividad sin que cambie también el precio de la moneda nacional.